Castor veterano / Robert
- robert
- Feb 16, 2020
- 3 min read
Estábamos al final de la otoño, preparándonos como siempre para los fuertes inviernos que se aproximaban, que aunque complicado, algo rutinario para nosotros, la vida y la evolución nos han hecho bastante resistentes a estos climas que se dan acá en nuestro hogar, el norte del planeta. Pero algo parecía extraño esta vez, los lugares que dónde conseguimos nuestra madera y comida para soportar el invierno tenían objetos extraños y de vez en cuando, humanos revisando y esperando. Un día, cuando ya no podíamos aplazar más la construcción de nuestras madrigueras Bobby, mi asistente de construcción y yo nos acercamos a pesar de el miedo que nos generaban esos objetos para recolectar comida y madera. Logramos evitar los objetos y tomar lo que necesitábamos, cuando por fin nos íbamos sentí una punzada en el cuello, algo que jamás había sentido, lo último que pude ver, Bobby mirándome y corriendo a ayudarme, lo de eso simplemente perdí el conocimiento. La siguiente vez que pude abrir los ojos, estaba en un lugar confinado y oscuro, había un sonido constante y fuerte. Que lugar tan frío y desorientador. Dentro de mi incertidumbre pude escuchar muchos otros ruidos, algunos otros animales que vaya la estaban pasando mal. Pero también pude identificar varios de mi especie que como yo viajaban en ese sombrío lugar. Cuando por fin terminó nuestro viaje llegamos a una extraña zona de cemento, llena de humanos y aparatos. Pero nuestra travesía no terminaba acá. Por fin pude recibir la luz del sol y darme cuenta de lo que había a mi alrededor. Era mi familia, mi manada todos en jaulas separadas, esos salvajes nos habían atrapado a todos. Casualmente, Bobby quedó en la celda siguiente a la mía así que fuimos hablando todo el camino. El pequeño Bobby no paraba de quejarse del calor, por alguna razón en este lado del planeta es verano cuando debería ser invierno y nuestros cuerpos no estaban preparados para eso y menos para estar encerrados en una jaula durante más de 12 horas. Bobby decidió llamar a este lugar, tierra de fuego. Cuando por fin llegamos a nuestro destino final nos encontramos con un bosque bastante parecido a nuestro hogar pero como si estuviera dentro de un horno. Lo cual con el tiempo se volvió un problema menor y nos dimos cuenta de que nos habían soltado en un lugar con condiciones mucho más suaves y sin esos desgraciados coyotes que no paraban de acecharnos en nuestro antiguo hogar. Con el tiempo nos adaptamos bastante bien, sinceramente yo, mi familia y la manada prosperamos en este lugar. Por un tiempo pensamos, vaya que humanos benevolentes los que nos trajeron acá. Pero qué equivocados estábamos. Luego de unos meses cuando íbamos a salir a buscar materiales de construcción Bobby no aparecía por ningún lado, por un momento no me preocupé, Bobby es un explorador natural y probablemente quería conocer mejor nuestro nuevo hogar. Pero el tiempo pasó y Bobby jamás volvió. Unos pájaros nos contaron que lo habían visto con unos humanos pero que no sabían nada de él desde entonces. Esto siguió sucediendo durante un tiempo con varios de los integrantes de la manada, aunque seguíamos creciendo más y más de nosotros desaparecen. Hasta que un día lo vi, nos estaban disparando y quitándonos nuestra piel, a quien se le ocurriría tal cosa ¿con qué propósito? nada tenía sentido para nosotros y eso creó miedo en la comunidad. Una comunidad que seguía creciendo. Aparentemente nuestro nuevo depredador era uno aún peor que los coyotes pero esta vez eran aquellos mismos que nos habían traído hasta acá ¿nos trajeron con la pura intención de matarnos? quizás. Lo único que sabemos hoy es que a pesar de que nuestra comunidad esté prosperando ellos no nos quieren acá, todos sabemos que esto no tiene sentido que clase de especie te lleva a un lugar para luego enojarse porque estás ahí. En fin muchachos, hoy lo único que nos queda es estar siempre alertas y sobrevivir, porque las cosas se ponen cada vez peor.
Comentários